viernes, 16 de noviembre de 2012

Una de verdades

Hoy esto va de verdades, de pequeñas reflexiones que se pasean por mi mente en los últimos días. A saber:

• Lo de hacer una sorpresa a una mujer tiene cada día más riesgos. No es aconsejable que nos presentemos en ningún sitio de su entorno sin avisar (y menos si la cosa está mal) ya que lo más seguro es que vemos algo que no nos guste. Además, por supuesto, de hacerla pasar un rato muy embarazoso (algo que las mujeres no suelen perdonar). Después está la posibilidad de mandarle algo a domicilio. Por una parte es lo más cómodo (únicamente se resiente nuestro bolsillo) pero también nos puede crear ciertos problemillas. “¿Qué ponemos en el chocomensaje? -Ummm… no sé, ¿te quiero?- Hombre, eso es muy típico. –Vale, pues entonces eres la mujer de mi vida- ¡Perfecto!” (Conversación casi verídica).



• No nos interesan las mujeres con novio, en serio. No queremos hablar con vosotras ni aguantar vuestras gilipolleces, ya sea cara a cara o mediante red virtual. Sólo nos apetece tomarnos un café con vosotras si existe alguna posibilidad (aunque sea muy remota) de penetraros. Enteraos de una vez, por favor.

• En el contexto de una discusión sentimental, me encanta el “¿Quién te crees que eres?”. Hacedme caso, esa frase rompe esquemas y sólo les deja la posibilidad de responder con lo mismo.

sábado, 10 de noviembre de 2012

¿Y cuando se acaba la racha?

Esto de las rachas es muy traicionero. Llevas un tiempo mojando con asiduidad y haciendo las cosas sorprendentemente bien y, de repente, te pegas el batacazo. Que se quede únicamente en un accidente o vuelva a ser rutina depende, en gran parte, de ti. El Atlético cayó en Mestalla y lo hizo en Coimbra. Lo primero entraba dentro del guión después de todo el primer tramo de la temporada sin conocer la derrota. Además, el equipo no le volvió la cara al partido e incluso se vio perjudicado por el árbitro. Lo de la Europa League también se veía venir. Poca motivación, futbolistas que casi no juegan y una noche de esas espesitas que hacía tiempo que no veíamos. Vale, no hay daños irreparables, de momento…

El partido ante el Getafe se antoja fundamental por varias razones: ¿dejarán los hombres del ‘Cholo’ que les vuelva a embaucar la incertidumbre de estos dos tropiezos? ¿Echará a perder el equipo un arranque de temporada sobresaliente? ¿La afición se había venido arriba demasiado pronto? Posiblemente, Radamel Falcao tenga la respuesta a casi todas estas cuestiones. El ‘Tigre’ debe ser el primero en asomar la cabeza después de estos dos traspiés consecutivos.



Es cierto que el halago debilita. Tras una época en la que nos acostumbramos a ganar, a bombear muy de seguido, a penetrar sin aparente dificultad, un fallo puede parecer dramático. Claro, antes no lo creíamos así, simplemente nos retirábamos a nuestro habitáculo a manubrear con nuestro incondicional amigo, el portátil. Seguir la consigna del ‘Cholo’, esa de ir partido a partido, tiene cosas buenas, pero también alguna no tan positiva. Con ese pensamiento, cada encuentro sexual (o intento de) se presentará como una final. Sí, estaremos motivados sobremanera y si ganamos nos sentiremos ‘el nuevo Dandy de Ayala (aquí podéis poner vuestro barrio sin problema), pero ¿y si perdemos? Corremos el riesgo de venirnos muy abajo. Para mantener intacta nuestra virilidad lo más aconsejable es verlo todo desde una perspectiva general, global. “Sí, con esta foca me he corrido a los diez segundos pero a la eslovena le di panceta durante tres horas”. Si es que el que no se consuela es porque no quiere…

lunes, 5 de noviembre de 2012

Derecho al pataleo

Lo de los árbitros con los entrenadores está dejando de tener gracia. Una cosa es no permitir que se te suban a las barbas (al más puro estilo Mou) y otra muy distinta realizar un evidente abuso de autoridad. Cómo será la cosa que hasta el ‘Cholo’ se encendió por la expulsión de Pellegrino. Es más, hemos llegado a un límite tal que el propio Pellegrino sacó su mal carácter. Si Lotina estuviera entrenando, hasta él correría peligro de acabar el partido en la caseta.



Los protagonistas del juego son los futbolistas. Hasta ahí, de acuerdo. Partiendo de esa premisa, la incidencia de un entrenador en un partido no es tan grande. Ellos hacen las permutas y también dan indicaciones a sus pupilos, que para su desgracia en muchas ocasiones caen en saco roto. Las quejas, gritos y demás no tienen consecuencias directas dentro del verde. Es más un derecho al pataleo que considero totalmente lícito. Que lancen botellas en su banquillo, que griten cuando el árbitro no ve un penalti y que se a celebrar un gol en el último minuto como si fueran el mismo Cavani (experto en celebraciones). Joder, que ellos entrenan cada día y no pueden siquiera tocar el esférico. Dejémosles un mínimo margen de protesta y de desahogo.

Es como si ellas no nos permitieran sacar toda la mierda y el rencor que llevamos dentro en situaciones cotidianas en las que nada podemos hacer. Si su ex es un pesado, nos conformamos con ponerle de analfabeto para arriba cada vez que la llame. No es una bronca a ella, es un desahogo personal necesario. Después, polvito de rigor y todos tan contentos. Si en el fondo somos muy fáciles de contentar…

martes, 30 de octubre de 2012

Promesas que no valen nada

No es época de promesas, al menos no en el Atlético de Madrid. Los tiempos han cambiado -o no tanto- y ya no se estila eso de jurar amor eterno. No lo hizo Radamel Falcao en su emotiva entrevista en ‘Punto Pelota’. Sus motivos, en parte, parecen coherentes: no depende de él, la situación del club es delicada. Unas horas antes Thibaut Courtois se daba un baño de masas en un centro comercial de Alcorcón y también se negaba a asegurar su continuidad.



Vayamos por partes: el meta belga tampoco es Gigi Buffon para que esté ‘perdonando’ la vida a los hinchas colchoneros. La marcha de David de Gea, por ejemplo, no supuso el desmoronamiento del club. Después está el tema del ‘Tigre’. Da una de cal y otra de arena (siempre me costó saber cuál era la buena y cuál la mala). El atacante, quizá debido a su extremismo religioso, intenta no mentir: afirma que nunca ha pensado en irse, pero al mismo tiempo deja abierta la puerta a una posible salida en el futuro. Ambas cosas son verdad.

El Atlético (en lo deportivo sobre todo) se está acercando paulatinamente al nivel de Madrid y Barça. Pero el ritmo es muy lento y eso se nota en algunos aspectos institucionales. En la Ribera del Manzanares cualquier jugador que se salga de la media (para bien) se resiste a realizar promesas. No ocurre lo mismo en Chamartín y en el Camp Nou. Parece que al club rojiblanco se le ha olvidado acoger a estrellas. Le es difícil lidiar con la prensa, con los rivales, incluso con la familia del futbolista. Es vital para la institución colchonera que solucione este problema cuanto antes.

La sinceridad es dura de digerir, pero no tiene porqué ser vaticinar un final trágico. De hecho, el golpe suele ser mucho mayor cuando hemos recibido todo tipo de promesas descabelladas por parte de nuestra fémina: “No he querido a nadie como a ti”, “Eres el hombre de mi vida” o la siempre inverosímil “Siempre estaremos juntos, siempre”.



Que no nos aseguren absolutamente nada nos genera un estado de ansiedad que debería hacernos reaccionar. Si tenemos a Falcao en nuestras filas, es necesario que luchemos por su permanencia. Volvamos a ser comportarnos como un grande. En caso contrario, si la dama en cuestión no pasa de ser un Courtois con ínfulas, únicamente señalaremos la puerta desde la habitación.

viernes, 26 de octubre de 2012

El Balón 'políticamente correcto'

Lo del ‘Balón de Oro’ es de traca. La distinción individual más importante del planeta fútbol está perdiendo validez día a día. Obviemos la ambigüedad de los parámetros que se valoran y centrémonos en el sistema de votaciones. Da la impresión de que estamos en la época de la ‘Omertá balompédica’. Se han filtrado los destinatarios de los votos de Casillas. Por partes: el cancerbero no ha estado muy ágil, ya que se ha enervado con facilidad cuando le han cuestionado por eso. No le sienta bien que se sepa que no va a seguir con el rumbo marcado por el Real Madrid (que no es otro que el que designa José Mourinho).



No, Cristiano no es el favorito para el capitán madridista. ¿Por qué? Pues quizás porque quiere posicionarse del lado de Sergio Ramos, el nuevo líder del pueblo merengue o tal vez porque no quiere darle votos a uno de sus máximos rivales. El portero cree que también puede ganarlo y eso es lícito. Dicen (no me queda muy claro) que los jugadores pueden votarse a sí mismos. Ninguno lo hace porque se supone que no sería políticamente correcto. Ya que todo es un cachondeo, pues que lo hagan. Que sí, que el capitán de la selección egipcia se vote a sí mismo para salir en la lista y así sucesivamente.

El sistema no es congruente, ni natural, ni justo. Siempre se quejan cuando este tipo de premios lo otorgan los periodistas, pero visto lo visto, resulta mucho más objetivo. Un profesional podrá tener unos colores u otros, pero no puede votarse a sí mismo porque no es Cristiano ni Messi, ni Falcao. Una cosa hay que reconocer en este caso: lo políticamente correcto seguramente responderá a la lógica. Esa es la mayor ventaja de Leo: es el mejor, se mire desde el prisma que se mire. Pero que cada cual vote a quien quiera.

No es condenable defender lo tuyo, máxime cuando crees que de verdad superas a otros. Messi se puede permitir aparentar modestia, los demás no. En ocasiones tenemos que apostar por nosotros mismos ante la amenaza de potenciales buitres. “Ese tío es un analfabeto y un calzonazos”. Igual no es lo correcto, pero es la verdad y en el fondo ellas también lo saben. Claro, la cosa cambia cuando sale a la palestra el nombre de una de sus ‘enemigas’.



A ver, nosotros estamos muy felices con nuestra relación, pero hay que confesar que la otra tiene una pechera que quita el hipo. Que nos pone cachondos, vaya. Señores, aquí toca ser políticamente correcto: “No es tan guapa, yo ni siquiera me había fijado”. Que no enteren nunca de nuestras votaciones.

domingo, 21 de octubre de 2012

¿Ángeles o demonios?

Es el sino del portero. El todo o nada, el blanco o negro, héroe o villano en décimas de segundos. Iker Casillas y Víctor Valdés han sufrido este síndrome desde hace años. El de Móstoles recuerda con un dramatismo propio del film ‘Lo Imposible’ su etapa como suplente. Un chaval imberbe chupando banquillo en uno de los mejores clubes del mundo. Qué tragedia. Por su parte, el arquero culé ha afirmado en varias ocasiones que no disfruta jugando al fútbol, que incluso estuvo a punto de dejarlo en el pasado, donde tuvo que recurrir a la ayuda psicológica y al apoyo familiar.



Los dos están de capa caída. Sí, sus equipos siguen ganando (el Barça más que el Madrid), pero ellos no deslumbran como antaño. En los grandes equipos, la figura del portero está aún más observada que en los pequeños: el contrario llega menos y la afición exige más. Y eso termina presionando. Casillas hacía milagros y Valdés dejaba su puerta a cero uno de cada dos partidos. Ambos han situado el listón muy alto. El debate, en todo caso, no afectará a su titularidad. Los suplentes tienen un nivel notablemente inferior. Su puesto no corre peligro, aunque su imagen sí.

En el otro extremo están los Aranzubia, Roberto o Andrés Fernández. Sus equipos son más humildes: en este caso los contrarios llegan muchísimo y la afición valora cada parada. Lo bueno aquí es que las goleadas encajadas se olvidan rápido, sobre todo cuando llega un buen día. Y siempre termina llegando. Es cuestión de estadística. Si te llegan cincuenta veces por partido, habrá uno en el que lo saques todo.

Esta es la mayor diferencia en la que debemos fijarnos en una relación. Cuando nos referimos a un romance idílico, sin gritos, discusiones ni problemas, en ese momento nos convertimos en Iker o Valdés. Cualquier paso en falso nos puede llevar a la ruina, así que tendremos que mantenernos en plena forma, estar preparados para todo, calientes sin un entrenamiento previo.



Por el contrario, cuando estamos inmersos en una relación en la que la brea es tan habitual como el sexo, tenemos mucho ganado. Si nos llamamos de todo por sacar al perro, la situación no cambiará tanto cuando la discusión gire en torno a un tema más delicado. Tenemos más margen de error y a la vez más posibilidades de lucirnos. Si nos caen cinco no se derrumba el mundo. Qué raro e injusto es esto de estar entre los tres palos.

domingo, 14 de octubre de 2012

El Caso Falcao (Cuando todos quieren que te deje)

El asunto va a estar complicado. Reconozco que la velocidad con la que el entorno mediático ha comenzado a relacionar el nombre de Radamel Falcao con el Real Madrid me ha sorprendido. El ‘Tigre’ metió tres goles al Chelsea en la final de la Supercopa de Europa y la central lechera (Pep acuñó algún término grandioso) comenzó a trabajar. La situación se ha vuelto más dramática para los intereses del club colchonero después del inicio de temporada: el atacante se está saliendo y el conjunto blanco ya está ocho puntos por debajo de los líderes (uno de ellos el propio Atlético, casualidades de la vida).



Florentino Pérez se enfrenta a unas elecciones en 2013 y ha tomado la determinación de apabullar a cualquier rival que ose plantarle cara. Hasta tal punto llega ese ansía de poder que parece que el presidente esté nervioso. Las cosas no han empezado bien en Chamartín: motines internos, la Liga muy lejos demasiado pronto y la melancolía de Cristiano flotando en el ambiente. La solución es clara: que se hable del fichaje de Falcao por el Madrid. Siempre ha sido así: cuando el Barça ganó el triplete el protagonista fue Cristiano. En la casa del rico las cosas funcionan así.

El Atlético, pues, va a tener que resistir una ola de embestidas en forma de rumores y elucubraciones varias de aquí a final de temporada (será difícil que suceda algo en invierno). Es completamente proporcional: cuando mejor te van las cosas, más te quieren joder. Tiene su lógica. Todos te envidiarán si tienes un puesto de trabajo respetable y una mujer imponente colgada del brazo. De lo contrario estate tranquilo: nadie te molestará.

Lo he explicado en multitud de ocasiones: las tías siempre van a tener revoloteando a su alrededor a un nutrido grupo de buitres. Cuanto mejor sea la fémina, más poderosos serán nuestros rivales. Un hombre desesperado está dispuesto a cualquier cosa: mantenerla, perdonarla, acosarla, comprarla. Normalmente nuestras armas son más humildes así que tendremos que tirar de ingenio (sí, ya sé que esto no funciona casi nunca).



Es importante que mantengamos -al menos de cara a la galería- la confianza en nosotros mismos. No podemos mostrar nerviosismo, así que no caigamos en el juego de los buitres. Si quiere un calzonazos se irá con él. Nosotros somos la opción viril, no lo olvidemos. Por eso, tampoco es el momento de bajar el nivel sexual. Los orgasmos terminan siendo más útiles que las flores, creedme. Por último, si vemos que su salida es inminente, nos veremos obligados a buscar un recambio. No se puede ganar siempre.