lunes, 4 de abril de 2011

El batacazo (a.k.a Gatillazo)

Pocos lo esperaban. Miguel de las Cuevas (jugador que por su mala fortuna merecía un día así) puso patas arriba el Santiago Bernabéu, alejando al Real Madrid casi de forma definitiva de la Liga. El rival, a priori, no era de los más temibles y además el equipo jugaba ante los suyos. Quizás los jugadores se confiaron en exceso o tal vez, como aseguran algunos, lo buscaron de manera inconsciente para centrarse en la Copa y en la Champions. Sea como fuere el batacazo fue de aúpa. De hecho, Mourinho llevaba nueve años sin sufrir un descalabro así.

Desgraciadamente nosotros, los hombres de carne y hueso, no podemos decir que ostentemos un récord de esas características. A todos (recalco TODOS) nos ha ocurrido, incluso más a menudo de lo que quisiéramos. El batacazo siempre llega en el momento menos oportuno y con la chica menos apropiada para caer de esa manera. La historia suele suceder de esta manera:

Conocemos a una hembra de armas tomar y sin saber cómo ni por qué, la terminamos convenciendo de que venga a nuestra casa. En el camino algo hace clic en nuestro cerebro: ¿Y si no doy la talla? Intentamos que esa idea se vaya de nuestra cabeza, repitiéndonos mentalmente una y otra vez la suerte que tenemos. Llegan los primeros besos y parece que nuestra amiga de abajo también reacciona. Pensamos que sólo ha sido una falsa alarma, que toda va a ir sobre ruedas.

Ya estamos en la cama. No sabemos en qué posición colocarnos y nos cuesta quitarle la ropa a nuestra compañera. Oh, oh, la cosa está empezando a bajar… Nos centramos en el clásico magreo para volver a ponernos a tono: pechos, culo, muslos, entrepierna… Parece que nuestro soldadito vuelve a estar en formación pero ella quiere pasar de inmediato al partido y dejarse de calentamientos. Llega uno de los momentos más delicados: el momento preservativo. Nos volvemos a venir abajo y en nuestra mente se instala la palabra FRACASO.

No estamos en condiciones de introducir nada, así que buscamos otra alternativa para ganar tiempo y recuperar la erección. Nos decantamos por el sexo oral, cruzando los dedos para que no nos encontremos un patatal. Ella parece que disfruta pero nosotros seguimos igual de mansos que antes. No sabemos cómo proceder, así que volvemos al magreo. No estamos en plenas facultades, pero nos arriesgamos a comenzar con el coito. Nos colocamos arriba… nada. Proponemos cambiar de postura, confiando ciegamente en el perrito. Es alucinante: no entendemos cómo con semejantes vistas nuestra amiga sigue en descanso.

Nuestra fémina (de esa noche, después de esto no la volveremos a ver) decide tomar las riendas del asunto. Mientras nos practica una felación, intentamos poblar nuestra mente de imágenes pornográficas y palabras malsonantes. Nos rendimos: si un ‘chupi-paja’ no lo consigue, esto ya no lo resucita nadie.

Después de un gatillazo así, poco se puede hacer. Mi consejo es claro y contundente: una sesión de ‘Spartacus’ lo arregla todo.

4 comentarios:

  1. 0-1 descalabro... si hubiese sido una goleada todavía.

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  2. Hombre, teniendo en cuenta el rival (del que dijo Mourinho que tiraba los partidos ante equipos grandes), que el Real Madrid jugaba en casa, que el portugués llevaba nueve años sin perder como local, que la Liga casi es un imposible después de esa derrota... algo positivo no es. ¿O ahora al Madrid de los 400 millones de euros simplemente se le va a exigir no caer goleado ante el Sporting?

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  3. Momento complicado donde los haya... no sé si Spartacus bajaría más la moral

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  4. Está claro todo eso y que con esta derrota y la victoria barcelonista la liga está imposible, pero hablar de descalabro me parece muy tremendista.

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