miércoles, 18 de abril de 2012

Esperanza

A algunos les debe extrañar el título de mi entrada después de lo acontecido en los encuentros de ida de las semifinales de la Champions. O quizás piensen que me refiero a las posibilidades que tienen Real Madrid y Barça de remontar en la vuelta. Pues no. Nada más lejos de la realidad. Dejando aparte el casposo patriotismo del fútbol, creo que las derrotas de los dos gigantes de nuestra Liga otorgan al resto de mortales una rayito de esperanza. Algunos pensábamos -tal vez seguimos pensando- que esto del fútbol se terminaba, que todo iba a quedar reducido a eternos enfrentamientos entre culés y merengues.


Y no pongo en duda que ambos equipos consigan meterse en la final. No es ningún secreto que tanto Real Madrid como Barcelona son muy superiores a Bayern y Chelsea, pero lo cierto es que han caído. Al menos en la ida. Ojo, que a un partido con un equipo serio (quítese el Apoel de la lista), pueden perder. También es verdad que, haciendo una comparación entre los dos partidos, puede parecer más injusto el resultado que se lleva el Barça. Los de Guardiola fallaron lo inimaginable y se van con un resultado muy peligroso al Camp Nou. Algún madridista malévolo pensará que es un castigo divino por el ‘Ovrebazo’. Tampoco me importa en demasía, la verdad.

Comprendo que existe una gran masa social que espera que la final del 19 de mayo (mi cumpleaños, y el de Forlán, y el de Pirlo) sea española. Hay dos grandes aficiones que ansían estar en Múnich. Pero también hay aficionados del Atlético de Madrid, del Valencia, del Sevilla, del Athletic, del Betis, incluso del Rayo Vallecano, del Sporting, del Hércules o del Cartagena. Eso dentro de nuestras fronteras. Porque fuera hay seguidores de la Juventus, del Arsenal, del Borussia Dortdmund, del Lille, del Benfica, hasta de equipos como el Bolton o el Lecce. Qué cosas.


Y una gran mayoría de esa gente, aunque no lo creáis, se ha alegrado de que Barcelona y Real Madrid se hayan llevado un revés. Han sido envueltos en un halo de optimismo al ver que el balompié sigue siendo de todos. Han vivido con entusiasmo la noticia de que al fútbol pueden seguir jugando los mortales. De repente, han caído en la cuenta de que los árbitros vuelven a perjudicar a todos. Se han quitado la venda de los ojos y ya divisan a muchos futbolistas, a muchos más que no visten (ni siquiera vestirán), de blanco o azulgrana.

Es necesario que el pueblo vuelva a creer en su poder. Que el fútbol es mucho más que dos equipos. Lo mismo nos pasa a nosotros cuando vemos a un tío del montón con un pivonazo. Debemos recuperar la fe. Ellos se llevan las manos a la cabeza por una derrota, nosotros estamos hartos de sufrirlas. ¡Vamos Bayern, vamos Chelsea!

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